miércoles, 10 de agosto de 2011

Juliette.

El reloj marca las 6 de la tarde. Money, Money de Cabaret, comienza a sonar. Juliette, mira a su alrededor y busca con prisa el teléfono. Mira hacía la pantalla, con una brillante luz intermitente, aparece un nombre: Gabriel. Vuelve a mirar extrañada, a esa hora se supone que él debería estar trabajando, el teléfono vuelve a insistir; ella agotada lo abre.

-¿Si?-

-¡Juliette!-

-¿Qué?-

-Te quiero.-

La llamada se corta. Ella observa sorprendida el teléfono, se va a llamadas recibidas; sí, ahí esta la prueba de que la ha llamado. Aún así no se lo puede creer. Se espera un rato, deja el aparato electrónico a un lado y se pregunta qué ha sido eso. Algo falla, Gabriel, para nada es así. Seguro que se ha equivocado, pero ha dicho su nombre. ¿Y si ha bebido? Puede ser. Después le llamará, de momento necesita una ducha para pensar en lo que acababa de ocurrir.


P.D: Almas caritativas del mundo, votar a esta pobre y agridulce Madame. Buscarme como Belén Santos aquí y poner 10 estrellas. Gracias a todo aquel adicto al agridulce que lo haga, quien no... pues nada. No le puedo obligar.

¡FELICES VACACIONES!

2 comentarios:

  1. Llamadas extrañas, gratificantes y que nos llenan de interrogantes.

    ResponderEliminar
  2. Uy, uy, uy, Juliette, llámale ya, que esto me huele mal, muy mal.

    (Tienes mi voto)

    Crêpes
    agridulces.

    ResponderEliminar