sábado, 27 de abril de 2013

Confesión I

Tengo miedo.

Tengo miedo de que me dejes, de que ya no me quieras. Siento que me ocultas algo, amor; algo que escondes bajo tu mirada llena de luz. Tengo miedo de que un día te vayas y no vuelvas. De que esta historia se acabe tan rápido como empezó. Ya no sonríes cuando te miro, o ríes como antes. Ya no me cuentas las cosas. Y haces que mi corazón miedoso y lleno de cicatrices, comience a crear una nueva.

No me abandones, amor. Quédate conmigo, te lo suplico.

Mis rodillas me están sosteniendo como pueden. Mi alma tiembla, e intenta huir; no quiero volver a bajar a la tierra después de haber conocido el cielo. Después de haber estado encerrado durante años en los más escondidos confines del infierno. No quiero volver.

Por favor, quiéreme. Sígueme queriendo. No me dejes de querer.

Te necesito.

Tengo miedo, sí. Soy débil, frágil y sabes que me puedo romper de un momento a otro. Necesito que me acunes entre tus brazos y me digas que todo ira bien. No necesito tu indiferencia o tus caras de no querer hablar conmigo. Necesito que me beses, que me abraces, que me hagas sentir querida. Necesito todo lo que siempre me has dado; porque noto como que desapareces. Como que no me quieres, como que ya no soy nada para ti.

Tal vez por las noches vuelvas, y hagas como que no ha pasado nada. Como que todo esta bien. Esperando tus buenas noches y mis te quieros. Puede ser que tu también seas frágil, pero no lo pareces. Siento como que me rompo, como que esta tortura llamada distancia, no hace más que destrozar lo que tenemos. Los celos, la desconfianza... todo lo malo. APARTALO, POR FAVOR. Deja que se vaya. No lo pienses, piensa mí.

Por favor, amor. Quiéreme siempre.