Al final ella cogió el teléfono con infinita paciencia. Las manos le temblaban; y aunque lo quisiera negar, que aquello que él le hubiese dicho pudiera ser verdad, le alegraba de una extraña y compleja manera.
Un tono. Nada. Dos. Seguía sin contestar. Tres...
-¿Diga?- dijo una voz adormilada.
-¿Gabriel?-
-Supongo.-
-Entonces he de suponer que estoy hablando con una pared.-
-Algo así- a lo que acompaño una leve risa.
-Te tenía que preguntar algo.-
-Dispara.-
-¿Lo de antes...?-
Un intenso, pero breve silencio se produjo entre emisor y receptor. Aunque fue el chico, el que acabo con ese incómodo momento, ella sabía que algo fallaba ahí.
-Lo siento, Julls, no recuerdo nada.-
-¿Resaca?-
-Creo que así es como lo llaman.-
-Entonces no te preocupes, ahora descansa. Ya hablamos. Adiós.-
-Si... ya hablamos.-
La comunicación se cortó. No sabía quien de los dos lo había hecho primero. Pero la chica de la melena pelirroja como el fuego estaba deprimida; por un momento, pensaba que todo se iba a solucionar. Pero la decepción acababa de llamar a su puerta una vez.
Rápidamente escribió un sms; y le dio a enviar. Esto no podía acabar así.
"Te quiero, me has dicho."
Yaaaa, claaaro, resaca ¬.¬
ResponderEliminarfalso falso, lo que pasa es k aora se ace el sueco por miedo, cobarde!! ;)
ResponderEliminarUuuy Gabriel, te están acusando de mentiroso!
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