Me gustaría perderme bajo esas lluvias que siempre llegan en el momento adecuado, en todas esas películas de Hollywood. Me apetece llorar, y que no se acaben nunca las lágrimas, que duren tanto, como penas tenga en el cuerpo. Pasarme los días leyendo, sin preocupación, como si no hubiese otra cosa en el mundo; perderme en esas historias, que siempre tienen finales entrevesados. Esos buenos libros, que siempre adoro. Ser como me imagino. Dejar por una vez mi aspecto en paz. No estar preocupandome de tener que tintar el pelo cada dos por tres. Poder estudiar cuando me lo propongo, o simplemente, no estudiar. Dejar de esconderme bajo las palabras él y ella. Ser yo misma. Gritar cuando me de la gana. Sonreír a quien quiera. Ayudar a todas esas personas que lo necesitan. No sentirme herida nunca más...
Si, eso es lo que quiero. Dejar de sentir dolor. Que se acabe. Que se quede pérdido en algún recoveco. Y no aparezca más en mi mente. Perderme en mi mundo. Perderme en Lisambiotu. En donde la que la gente es feliz. En la que música domina todo. Y la razón, o la razón, no existe. No engañarme. Que me acepten tal y como soy. Que mis dibujos cobren vida, cada vez que los dibujos. Ser como quiero ser. Que la magía exista. Que la nieve caiga cuando no tiene que caer. Poder perderme en los brazos de ese enmascarado que llego a mi vida, de ese modo tan curioso.
Pero... yo ya soy así, ¿verdad?
La felicidad consiste en apreciar lo que se tiene, ya sea poco o mucho. Claro que estaría bien dejar de preocuparse por todas esas cosas que tu mencionas, pero sólo hay una manera de conseguirlo, querer. Que deje de importarte el qué dirán, se feliz siendo quien eres, sonrie a quien te de la gana y haz locuras cuando te apetezca. Se tú misma, y serás más feliz. Abraza cada momento de vida porque en eso consiste vivir, en los pequeños momentos, en cada minuto, cada suspiro. Se como quieras ser.
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